lunes, 16 de febrero de 2009

exp: mar 2013

Enrumbo hacia la farmacia con una vaga idea de aseo personal en la cabeza. Shampucito, jaboncito, espumita, axecito… ¡Ah! Payaso 10, pleasure balloons.

Ahora: siempre es complicado elegir, y a menudo uno termina por llevar cualquiera. Contemplo las opciones y empiezo a pensar en todas las veces que me he repetido en ello. Encima pa que falten cuando más uno los necesita. Waste of time. “¿Oiga, no venden cajas grandes de esto?” El del chalequito dice que sí.

Resultado: ni shampucito, ni jaboncito, ni espumita, ni axecito…


Qué chuchas. Hoy amanecí optimista.

domingo, 8 de febrero de 2009

No son los muertos los que en dulce calma...

No son los muertos los que en dulce calma...

No son los muertos los que en dulce calma...

No son los muertos los que en dulce calma...

No son los muertos los que en dulce calma...

(Qué muertito me siento. Qué muertito soy.)

domingo, 1 de febrero de 2009

Hope is a useless emotion

Doña Esperancita me dice que se casó a los dieciséis años. De alguna forma debía escapar de los golpes que su padre empezó a darle al enterarse de su pérdida de año en el colegio. A que aprenda, carajo. ¿El futuro? Brillaba, por supuesto. Cali, Colombia: mujeres como flores y sendas golpizas a mano de su nuevo galán, nada lento en coleccionar amantes y borracheras (vaya ahí, macho). Se extiende la letanía: Venezuela, Panamá… Diga, Héctor Mario, qué buenas que están en todas partes, ¿no? Más patadas para la quiteña.

Su siguiente escape, con ayuda de su suegro, no sirvió de mucho. Ay, mi vida, yo he cambiado, yo la quiero. Esperancita, Esperancita, ¿en serio se dejó convencer? Y dale a los palos; ni siquiera habían pasado Pasto. Resumen: nuevo escape, nuevamente a la ciudad que la hizo nacer. "¡Nunca más en mi vida vuelvo a conocer a un hombre!"

No sé por qué no me sorprende enterarme de que, en 1981, ella era enfermera en la clínica donde yo nací. Ah, ya decía yo: Nos habíamos visto antes.

Edad: Diría que unos 50.
Signo: Piscis.
Abortos: 4.

Mientras ella me sigue sirviendo canelazos, yo empiezo a dejar de avergonzarme por quejarme tanto de lo aburrido que me resulta fingir que trabajo por mil dólares al mes.

¿Cómo era que dijo Jorge Luis? “Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí”.

¿Ya ve, doña Esperancita? A usted nunca le ha pasado nada.

Sírvase otro, por fa.