viernes, 30 de agosto de 2013


Solo se ama lo que uno mismo crea.
Jorge Urrutia: El mar o la impostura

Frente a mis ojos mustios
la pared.

Lejos las cumbres y los prados.

Dentro del tiempo un alud de agujas,
una ferviente supuración de la penumbra,
un pedazo de mierda atravesado en la garganta.

¡Ah, mi boca de tinieblas!
¡Ah, la usurpación del huracán!
¡Ah, el sigilo embebido en la derrota!
¡El aluvión de huesos sin carne y la carne sin deseo!
¡El péndulo roto de la renuncia en las esquinas del miedo!
¡El amor estúpido quemándonos la piel, la risa, la muerte misma en
[nuestra sangre!

¡Ah, el silencio aquí infinito entre mis labios y los tuyos!

(Sí, claro que sí, te quiero).

Pared maldita esta que hincha mi lengua y mi saliva
justo en frente de mis ojos tuyos
sin posible camino a la piedad.


lunes, 12 de agosto de 2013

Pez cordillera (recuerdo V)

 

Un pez descomunal se juntó a las orillas
y peló su cadáver
de norte a sur.

Su columna seca
se erizó de rocas y se pobló de hilazas de agua.
Tejieron en sus espinas
túneles y picos los torrentes de aire,
los golpes circunspectos del hielo y el calor.

El duro calcio fue polvo y el polvo tierra,
y la tierra verdor de hojas, baile de espigas,
sangre habitada por el fervor de la bestia y el llanto de sus víctimas.

El gran pez se tornó en el mundo mismo,
en el relieve imposible que lastima el globo
de norte a sur.

                   De norte a sur.

¡Tanto he andado de norte a sur!

Adiós, pez, adiós.
Suficiente me has vencido.

Raído te abandono,
cabizbajo,
pero con una gota de tu sal en la sonrisa.

(Sabaneta, Venezuela, 28/01/2010)