o que el viento haya enfriado estas paredes sin color.
No es que haya pasado sobre mi amor y mi piel,
o que su fantasma persista en rondar mis callejones.
Tampoco es que su calor vuelva a ser un hervidero en mis entrañas,
o que yo aún caiga en los abismos de cada objeto que dejó olvidado.
Ni siquiera es que la ame en la memoria que me queda,
o que el recuerdo mismo sea todavía un abanico de luz.
Al contrario.
Es que el olvido se hace carne,
tan carne como el gusano en la tumba.
1 comentario:
algo muy viceral transita por estas calles ruines,,, saluuuut!
bisou
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