viernes, 24 de julio de 2009

La terraza


Quiero recordarte así.

(Miro una foto en la que te imagino recortada por un viento que tiembla entre los techos de una gran ciudad. ¿Puedes verte? Tu pelo parece continuar los hilos de ese horizonte aglomerado de vidrios, vigas y maderas. Una de tus manos descubre tu rostro de ojos semi-cerrados por el frío. La otra aún se mueve, bordeando una sonrisa que solo existe para mí, mientras el resto de tu mueca se dibuja tal como habría de ser desde el principio de los tiempos. Atrás la ciudad se desgaja, articulada únicamente por artilugio de mis recuerdos imaginados.)

***

A trasluz de la mañana,
descansas, mujer,
bajo el aliento de tus estrellas.

No quiero dejar de verte así,
en franco manantial de madrugada,
sonrisa sin misterio,
amor inmortal como la piedra.

Todo adiós es un destierro,
y ensombrecido como estoy al borde de mi memoria,
busco un asidero en esta imagen de ti.

Cuida (¡te lo ruego!) tu secreto,
esa locura que nos sustrajo del mundo,
ese cobre móvil que te envuelve aun,
esa miel que nos bañó.

Para nosotros
es simplemente tan triste y tan tarde.

martes, 14 de julio de 2009

Sosiego


Si dicen:
"Se seca el diluvio".
¿Qué hacer?

Si bajo los ruinosos aparejos de aquello marchito,
una llama, chiquitita,
como de eclosión sideral.

Si en la bruma descendida con bruscos alegatos de ceguera,
un camino, de candiles,
como recuerdo de un sueño.

Si tan solo una brizna del polvo negro,
hirsuta en el confín de un arco iris,
como ruina sin vestigio.

Si dicen:
"Somos luz",
yo le hago muecas al dolor.

viernes, 10 de julio de 2009

The waste land


Ella,
tan separada de mí a través de un velo que inventamos.

Yo, como una lengua muerta.

He danzado en espasmos de clavel y pluma roja.
He brincado como flor
(y la primavera en mí es un risible catafalco funerario).

Giro, nervioso, inmóvil en el tiempo.

Sin piedad olfateo el espejismo al que confié el vaivén de mis rumores.
Persisto en juntar toda la piel.
Soy un ávido latido de limosnas.

Cada recuerdo, un puñal.

El último amor
es
en realidad
el primero.


domingo, 5 de julio de 2009

Poema de la ira


¡Amor!
Cuelga una hilacha enredada entre las púas,
entre gotas que revientan mi cielo primordial,
aquí y allá
aquí y allá
nube pestilente.

La noche vibra en carne rota
y yo me desgarro los ojos como gritando un vendaval
como pudriendo mis labios bajo los rincones de cada sorbo que me quema.

¡Muerte, muerte, puta muerte!
Despiadada córnea, dolor en rojo que se revuelca, herida vertical.
He de matarte en mí como se mata a un asesino,
con un odio de siglos, de sangre bullente en aversión.

Muerta, maldita, sobre tu cadáver escupo.
¡Escupo! ¡Escupo!
Como si con ello fuese yo un poco menos fango bajo el fango,
un poco menos estiércol de mí.

¡Ah, muerte! ¡Ay, puta muerte!
¡Ay, amor!


"Para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura".
(Alberti: Sobre los ángeles)