miércoles, 18 de septiembre de 2013


Es el viento gris de los volcanes.
Es la tromba medular de la tormenta.
Es el azul fuego de las uñas en los labios.
Es el cántico de los años embravecido en el sudor y las costillas.
Es la sombra y la luz en el cautiverio de la sangre.
Es el viento, la lágrima, el faro abierto de la luna quemándonos la
[piel.
Es el furibundo grito de las nubes en la carne.
Es la ausencia de los ángeles, el llanto de sus alas sucias.
Es la lluvia sorda de la tarde en las ventanas.
Es el tajamar roído en la penumbra de los siglos.
Es el hervor y el vacío, el absurdo y la hiel.
Es el polvo doloroso en el rincón de la celda.
Es la esperanza de la consumación, el temor a toda herida.
Es la noche de nuevo a borbotones.
Es la sucia tempestad de la caída.

Eres tú:
la mañana, la irrupción y la hermosura,
el canto, las estrellas, el aluvión y el ocaso,
la voracidad del miedo, el temblor de la agonía.

¿Otra vez, furia del tiempo,
nos romperá los huesos el amor?


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