sábado, 16 de marzo de 2013

 La memoria sólo existe para torturarnos.
Martha Rodríguez: "El refugio"

La luz sobre la ciudad es un manto percudido de memoria.
Tras los cerros aparecen las nubes del ayer y del mañana,
mientras avanzo,
oscuro en mi silencio de viento y de sombra,
los ojos en la distancia de la tarde,
la mente en la fatiga del tiempo entre sus ráfagas distante.

Detrás del mundo y al alcance de la mano.

Acaso un día pudimos desaparecer,
germinar un alud de cumbres y peñascos,
tan solo protegidos por el furor de aquel deseo,
ese hueco luminoso del pasado,
esa ensoñación de un cuerpo que ha nacido iluminado.

Es un dolor de tormenta el rumor de la velocidad con que las lunas
[pasan,
compases del silencio que he escogido como refugio y firmamento,
sorpresa de mi enfado,
sombra de titán que viene y va desde nuestro principio ya olvidado.

He pasado la vida sin saber que te espero,
que la realidad anhelante y anhelada de tu tacto
es ya solo memoria pertinaz de la espera y el humo.

Adiós, una vez más.
Como tantas veces ya.
Como tantas veces todavía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya no puedo con las despedidas. '
Qué dulce eres Guabitas.

a.